¿Cómo es posible tal ceguera y tal incapacidad para entender el fondo y no quedarse en lo aparente?
La última vez que demuestra todo ello podemos verlo en su texto ‘Un Mundo Tripolar: Nuevo horizonte y Logos intemporales’.
Veamos en esencia lo que dice el texto:
“De hecho, se ha construido un mundo tripolar ante nuestros ojos. No importa qué fuerza política prevalezca en Estados Unidos, los globalistas (como Biden hoy) o los nacionalistas (como Trump ayer). El fracaso en mantener la hegemonía global de Estados Unidos ya no depende de la dirección de la élite gobernante de Estados Unidos. A los neoconservadores y ultraliberales de Biden les gustaría volver al modelo unipolar que prevaleció en la década de 1990 después del colapso de la URSS, pero simplemente ya no pueden. China y Rusia, desde cierto punto en adelante, se han convertido en entidades geopolíticas y civilizatorias tan descaradamente soberanas que ya no es posible negarlo.
(…)
El caso es que Estados Unidos ya no puede gobernar el mundo por sí solo. Y Biden está exactamente en la misma posición que Trump: se ha alcanzado el límite estratégico de la unipolaridad y no hay más recursos para mantenerlo y fortalecerlo. A pesar de Biden o Trump, de hecho nos hemos mudado a un mundo tripolar.
Hay tres centros de toma de decisiones totalmente soberanos en este mundo:
– Estados Unidos, que ya no representa a todo Occidente, sino al eje anglosajón (de ahí el lanzamiento de las alianzas AUKUS y QUAD) + sus satélites regionales;
– Rusia, que, a pesar de todo, solo refuerza su posición en el escenario internacional, tratando de encontrar nuevos puntos de aplicación tanto en el espacio postsoviético como en otras regiones;
– China, que está soportando con éxito la peor parte de la creciente confrontación económica y militar-estratégica con los anglosajones, que están seriamente comprometidos en una contención regional de China en el sudeste asiático.”
Luego pone como secundarios la UE, Turquía, Japón, los países islámicos, África, Hispanoamérica y otros como Indonesia o Corea…
Sigue creyendo que son USA, Rusia o China los que dominan enfrentados, sigue con su manía geográfica. No ha entendido que hace ya un tiempo el poder no es geográfico sino financiero y mental. Aunque haya países con más o menos ‘poder’, ninguno de ellos puede salirse de las normal mundialistas, globales y del pensamiento único, y todas dependen de enormes grupos financieros y multinacionales apátridas.
China, si se le cierra el comercio mundialista, caería en una enorme crisis. Necesita el capitalismo mundial para su comercio. La finanza y banca china está integrada en empresas extendidas en todo el mundo y depende de esa globalización más incluso que USA.
Rusia puede tener un gran poder militar pero su dependencia financiera es enorme.
Y curiosamente Dugin, puro sionista, no dice nada de la influencia gigantesca de los medios de masas, dominados por el sionismo, ni dice nada de Israel y sus grupos de poder mundiales que dominan a Rusia y a USA, y son los que fuerzan la globalización que China y su finanza necesitan.
Por supuesto que ni USA ni Rusia ni China pueden gobernar ya el mundo por sí mismos, en realidad son dominados por la finanza internacional, a la que le es lo mismo estar en USA que en las Islas Caimán, en Rusia o en Shanghái.
Hay enfrentamientos por zonas de comercio, como se pelean Coca-Cola y Pepsi por sus mercados. Pero no son poderes sino partes del mismo poder.
Proponen un gobierno mundial desde hace decenios, y no se enteran los geopolíticos de antaño.
Pero Dugin no puede denunciar al enemigo del mundo, la finanza y los grupos multinacionales, pues no son ‘geopolíticos’, no necesitan geografías sino poder mental y poder financiero. El poder mental lo imponen por el progresismo del ‘pensamiento único correcto’, el poder financiero domina los medios de masas y fuerza a los Estados con la deuda y la amenaza de provocar crisis en sus países.
Y mientras hay aun quien habla de USA como una geografía, no como una marioneta militar en poder del sistema global financiero y mental. No han entendido nada, se quedaron en la mentalidad del siglo XIX e inicios del XX.