La policía federal argentina clausuró la editorial y distribuidora Librería Argentina, especializada en libros de temática nacionalsocialista y tercerposicionista, y detuvo a su responsable, en una operación que ha sido calificada como la mayor incautación de ese tipo de material ejecutada en el país. La propia policía calificó la acción como “secuestro histórico” en declaraciones a la prensa, detallando que se incautaron cerca de 230 libros en total.
Según han declarado los medios del Sistema, la operación se produjo tras “una investigación de dos años que se originó a partir de una denuncia presentada por la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentina”. Su vicepresidente, Marcos Cohen, iba más allá y en declaraciones al diario Perfil señalaba que “lo primero que tenemos que erradicar son los lectores de este material”.
Librería Argentina llevaba más de una década en activo, poniendo a disposición del público americano, e hispanohablante en general, una gran cantidad de textos indispensables sobre revisionismo histórico, filosofía, economía y política. Su gran labor editorial se complementaba con la distribución en Argentina de los títulos de otra veintena de editoriales de otros países.
Las autoridades policiales señalaron que la ley argentina contempla penas de cárcel de distinto rango para este tipo de actividades, sin especificar nada más y ni siquiera acotar de qué delito están hablando. Probablemente porque lo único que haya hasta la fecha sea un relato; el ajuste legal, con sus convenientes malabares, suele construirse después.