La tragedia sudafricana. Por Ramón Bau

Este año 2018 todo el Sistema ha celebrado el centenario de Nelson Mandela (1918-2013) como si fuera un héroe, por supuesto sin exponer la realidad positiva y negativa de su actuación y la situación real en Sudáfrica.

Hace unos años, en vida de Mandela pero no gobernado él ya sino Jacob Zuma, líder del CNA (Congreso Nacional Africano) y un político que fue más tarde acusado de corrupción y violación y obligado a dimitir, fui a Sudáfrica para conocer de primera mano la situación allí de nuestra raza, dado que las visiones de la prensa sobre este tema son absolutamente parciales y nunca me he fiado de ellas.

Creo que para conocer el tema es preciso tener antes que nada una visión muy superficial de los temas históricos que afectan aun hoy en día, que no son muchos pero sí importantes de tener en cuenta.

1- El enfrentamiento histórico entre los ingleses y los bóers y, si hilamos más fino, entre los intereses económicos mineros, financieros e industriales ingleses y el interés campesino y trabajador de los bóers.
Este enfrentamiento ha sido fatal para la raza blanca allí, al imponer, como veremos, los intereses anglosajones sus soluciones frente a las de los bóers.

2- El retraso de todo el área africana negra tanto en Sudáfrica como en los países que la rodean, con peleas entre sus etnias y una situación cultural y mental que rondaba la Edad del Hierro. Nada que ver esta colonización con la de países asiáticos como India o Malasia, por ejemplo, donde la población indígena tenía una cultura y tradición mucho más evolucionada.

3- Los británicos establecieron plantaciones de caña de azúcar y, dado que la pequeña población negra no quería trabajar, trajeron inmigrantes indios, los cuales comenzaron a llegar en 1860. Hoy existe una buena población india que ha de ser tenida en cuenta. Entre ella llegó Gandhi.

Para solo tener una base histórica mínima, recordemos que los habitantes iniciales eran los bantúes y los khoisán pero en población mínima.

En 1487, el navegante Bartolomeu Dias rodeó el Cabo de Buena Esperanza. En 1498, Vasco de Gama navegó por la misma ruta. Con el siglo XVI la decadencia portuguesa hace que allí aparezcan las nuevas potencias marítimas.

En 1647 la Compañía Holandesa de la India Oriental decidió establecerse en ese lugar permanentemente. La Compañía holandesa era una de las más poderosas de la época y cubría la ruta de las especias hacia Indonesia, dominio holandés.

Para suministrar a sus barcos, los holandeses recurrieron a traer agricultores de Holanda, quienes cultivaban la tierra y surtían a la Compañía con sus productos, y a ellos se unen poco después hugonotes franceses, también calvinistas, que huían de la persecución en Europa. Para el trabajo más pesado se trae personal de Indonesia.

Así nacen los primeros bóers, campesinos aislados con una vida dura y enfrentados al ataque de las tribus negras.

Durante las guerras con Napoleón, los británicos optaron por tomar posesión del Cabo, hasta entonces posesión de los holandeses, para evitar que Francia lo conquistara.

En 1820, los británicos paulatinamente fueron poblando las ciudades, dominando la política, el comercio, las finanzas, la minería y la industria, mientras que los bóers fueron relegados a la agricultura y ganadería.

Aparecen dos nuevos temas:

– Primero, el descubrimiento de los yacimientos de oro y diamantes que llevaría a la rivalidad entre británicos y bóers y traería consecuencias funestas.

– Segundo, el surgimiento de un poderoso reino zulú a principios del siglo XIX. Shaka Zulú consolida un fuerte poder militar negro, mediante matanzas continuas contra los negros que no se someten.

En 1836, varios grupos de bóers efectúan la Gran Marcha, hartos del dominio inglés, hacia el interior de Sudáfrica. Tras luchas y grandes pérdidas frente a los zulús, llegan a la zona del río Orange, con llanuras ideales para la cría de ganado. Crean la República de Natal pero los ingleses la ocupan, así que se marchan más lejos, y por fin establecen la República de Transvaal y el Estado Libre de Orange.

En 1869 se descubren grandes yacimientos de diamantes en Kimberley, en la zona bóer, con la consiguiente llegada de masas de ingleses mineros, y problemas… que llevan a la Primera Guerra Anglo-Bóer en 1880, que ganan los bóers, dirigidos por su primer presidente Kruger.

Pero al descubrirse también oro en zona bóer, los ingleses vuelven a la guerra, tras derrotar a los zulús en 1879. Los ingleses, con Churchill entre ellos, crean los primeros campos de concentración masivos para la limpieza étnica de los bóers, allí mueren miles de familias bóer. El 31 de mayo de 1902 se firma la paz mediante el Tratado de Vereeniging.

Después de varios años de negociaciones, en 1910 la Ley de la Unión fue aprobada, uniendo a la Colonia del Cabo, Natal, Transvaal y el Estado Libre de Orange en un solo estado llamado Unión Sudafricana.

El inglés y el holandés se establecieron como idiomas oficiales, pero el idioma afrikáans no fue reconocido como oficial hasta 1925. Y ese idioma era el símbolo de la nación afrikaner, cuya defensa provocó una ola de nacionalismo bóer.

En 1924 el Partido Nacionalista dirigido por Herzog llegó al poder y el nacionalismo afrikaner comenzó a tomar mayor fuerza. El idioma holandés fue sustituido oficialmente por el afrikáans.

El apartheid como problema

El sistema de segregación racial existente en Sudáfrica por muchos años fue instituido a nivel legal en 1948.

Es un error creer que la población blanca sudafricana veía como positivo y ‘bueno’ el sistema de apartheid creado por el Partido Nacionalista en los años 40. No era ni es así, todos eran conscientes de que aquello era insostenible y un problema ético que debía resolverse de alguna forma, pero no veían otra solución posible.

En los años 50 y siguientes era impensable un gobierno de negros por muy diversos motivos.

En primer lugar por el enorme retraso social, cultural y vivencial de la población negra, que hacía imposible su adaptación a algo aceptable para las poblaciones blanca e india.

Es un error común creer que la población india y mestiza apoyaba a los negros, no fue ni es así. Gandhi fue un líder indio en Sudáfrica, publicando una revista sudafricana en esa época donde pedía que los indios fueran igualados a los blancos, pero no los negros, a los que llamaba ‘kafres’ y los tildaba de retrasados y gandules. Gandhi fue un racista total en Sudáfrica, con un desprecio completo respecto a los negros.

Un ejemplo preclaro del racismo de Gandhi es su famoso proceso por su protesta cuando a un indio no se le dejó ir en un vagón para blancos en el tren. En la película que se hizo en su honor no se dice que la protesta de Gandhi era SOLO para que se dejase entrar a los indios, nunca a los negros.

Hay docenas de ejemplos, y ahora han salido a la actualidad de nuevo recordando que Mandela había pedido que se eliminase una estatua a Gandhi por ‘racista’.

En segundo lugar, los países africanos del entorno de Sudáfrica eran y son de una pobreza y desgobierno absoluto, daban por tanto un ejemplo pésimo de lo que pasaría si los negros gobernaran Sudáfrica. Cuando las colonias portuguesas se independizaron solo generaron guerras tribales, matanzas indecibles y un salvajismo total.

Por último, los dirigentes negros sudafricanos, con Mandela a la cabeza, se unieron al comunismo soviético y a la guerra terrorista, matando campesinos blancos, torturando y quemándolos vivos, así que todo inclinaba a la población blanca de Sudáfrica a que se radicalizara en el apartheid.

En aquella época Sudáfrica tenía, y continuó teniendo, el mayor nivel de vida del continente, los negros sudafricanos vivían mucho mejor que todos los demás negros de África pese al apartheid.

Pero evidentemente todos sabían que aquel sistema era injusto y no podía durar eternamente.

El problema era buscar una alternativa viable y posible.

Las alternativas al apartheid

La población blanca e india de Sudáfrica se planteaba solo dos salidas a esa situación de los años 40 a los años 80:

Por un lado los bóers querían un país blanco, o sea segregar Sudáfrica en varios estados negros (uno por cada grupo étnico, dado que estaban muy enfrentados entre sí) y un estado bóer blanco, sin apartheid, donde la población fuera blanca.

Todos los bóers con los que hablé veían esta solución como la que hubiera sido ideal.

Por tanto, los medios bóers y los trabajadores blancos en general veían el apartheid como algo injusto pero absolutamente necesario por el momento para defender su existencia.

Lo que pasó en Rodesia era un ejemplo de esa necesidad, los blancos fueron expulsados y muchos asesinados al llegar al poder los negros y, para colmo, la pujante Rodesia se convirtió en Zimbabue, el país africano más pobre, sometido al hambre y a un negro tirano absolutamente salvaje.

Pero en cambio los medios industriales y mineros anglosajones tenían otra visión del tema, especialmente los más ricos y la finanza. También ellos querían ver desaparecer el apartheid, que representaba un boicot comercial de la ONU a sus industrias, pero en cambio no querían en modo alguno un gobierno negro comunista o marxista. Además se oponían a una división del país y crear un Estado Blanco, pues para esos poderes era necesaria la población trabajadora negra. Para ellos el apartheid no era solo un tema de supervivencia sino un estado de explotación comercial de mano de obra negra. Era pues un sistema doblemente injusto, humanamente y como sistema de explotación.

Por ello los anglosajones apoyaron el apartheid hasta que las condiciones cambiaron: los dirigentes negros, con Nelson Mandela a la cabeza, habían sido comunistas y terroristas, mataban y por ello Mandela estaba en prisión, no por ser negro sino por dirigir un Congreso Nacional Africano que luchaba con armas y torturaba a los granjeros y a sus familias aisladas en las fronteras, ponía bombas, etc…

Pero con la caída del comunismo, Mandela y el CNA abandonaron el marxismo y apoyaron una posición mundialista, capitalista, aceptando el sistema de mercado occidental.

Esto era lo que esperaban los poderes industriales y financieros anglosajones para forzar un nuevo sistema, con la oposición bóer pero con el apoyo de USA y el capitalismo mundial. En 1994 se implanta la democracia capitalista en Sudáfrica.

Claro que Mandela se cuidaba mucho de no recordar su etapa de terrorista, cuando matar y torturar blancos era aceptable, quemar vivos a negros colaboracionistas era aplaudido por su partido y cuando era comunista, apoyando a la tiranía de la URSS. Solo aparece su etapa posterior pacifista y pragmática.

Y es que la mentira es la base de la nueva ‘historieta’ progresista.

El ‘racismo’ en Sudáfrica hoy

Mientras que el sistema bóer no es fundamentalmente ‘xenófobo’ en absoluto sino identitario, no pretende esclavizar o explotar a los negros sino vivir separados totalmente, respetándose cada pueblo sin dominios ni forzar las culturas de cada pueblo, en cambio tanto el apartheid blanco como la actual ‘democracia’ negra son sistemas racistas-xenófobos totalmente.

Si el apartheid anglosajón se basó en la explotación de mano de obra negra, la actual Sudáfrica vive en un sistema racista-negro absoluto.

Los partidos son ‘raciales’, no hay ideología sino solo el factor racial. Todos los puestos de gobierno, enchufes, contratos gubernamentales… todo está nombrado y dirigido por el tema negro, no por valía, oposiciones, conocimientos, etc.

Los dirigentes negros son medio analfabetos, algunos casi salvajes, pero son elegidos solo por su pertenencia a una de las etnias negras, peleadas entre ellas y que se ‘turnan’ en los cargos y poder.

Todo el que visite Sudáfrica se da cuenta de que la mezcla interracial es casi inexistente, y si hablas con la gente blanca saben que no tienen posibilidad alguna de obtener nada del gobierno negro. Cada años miles de blancos emigran a Australia y Nueva Zelanda, son profesionales formados que buscan un medio neutral para su trabajo.

¿Por qué no ha existido una barbarie negra en Sudáfrica como en Rodesia? Se asigna a Mandela ese mérito, y algo de ello es cierto. Mandela evitó en parte una respuesta xenófoba violenta negra, aunque seguramente eso se debió a que, de haberse producido ese descontrol violento, el ejército blanco hubiera impuesto la solución bóer de separación de pueblos.

Pero es que además, al principio, en Sudáfrica el gran defensor de los blancos fue la minoría negra totalmente corrupta que gobernaba de nuevo. Se han hecho millonarios robando desde el gobierno y saben que sin los blancos Sudáfrica volvería a la miseria de Zimbabue. Su fortuna y lujo depende de la riqueza creada por blancos e indios.

Si visitas una ciudad sudafricana verás grandes barrios de lujo, con casas absolutamente rodeadas de alambradas y muros, con avisos de vigilancia armada, allí viven los blancos… y la minoría corrupta gobernante negra. Entre ellos, en un ‘condominio blanco’, vivía Mandela.

Mientras el gran perdedor ha sido el pueblo bóer campesino, que no logró tener su Estado blanco propio, primero por culpa de los financieros ingleses, luego de los negros. Y la población india, trabajadora y legal, que apoya a los partidos blancos por mera supervivencia, son incluso menos simpatizantes de la mayoría negra que los blancos.

La opinión general allí es pesimista, la corrupción del gobierno es infinita, su desmadre es total, la población negra aún acude casi exclusivamente a curanderos, su nivel es ínfimo, y la delincuencia es general.

La vida en guetos blancos súper armados y protegidos es fastidiosa, y la tentación de emigrar es grande.

El gobierno negro ordeña la riqueza creada por las empresas blancas, y mientras eso dura la situación es estable, pese a que se nombren políticos negros de una calidad tan ínfima que parece mentira que puedan salir votados si no se conoce el nivel aun menor de los votantes.

Con el nuevo presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, en el poder desde el pasado 15 de febrero, ha cambiado aun más radicalmente todo hacia un racismo negro absoluto.

La alarmante ola de criminalidad (50.000 homicidios por año, proporcionalmente ocho veces más que en los EE.UU.) y la nueva legislación creada por el CNA, que prohíbe a los blancos ocupar numerosos puestos de trabajo, ahora reservados a los negros, junto al desmadre económico de los gobiernos negros, han llevado a dos consecuencias:

1- A medida que se intensifican los ataques violentos y las amenazas de muerte contra los granjeros blancos en Sudáfrica, descendientes en su mayoría de holandeses y alemanes, éstos están buscando refugio fuera del país.

Paradójicamente, los granjeros blancos sudafricanos no quieren emigrar a Holanda o Alemania, tierra de sus ancestros, sino a Rusia, nación que les merece infinitas garantías más que los países de la Europa occidental.

Según informaba hace unos días (julio de 2018) el canal de televisión Russia Today, alrededor de 15.000 campesinos sudafricanos blancos tienen la intención de abandonar el país y establecerse en Rusia. Hay miedo, ya que solo en el período de 2016-2017 se produjeron 638 ataques contra blancos y 74 asesinatos, cifras que desgraciadamente crecerán.

El hecho de que Rusia posea alrededor de 43 millones de hectáreas de tierras de cultivo no utilizadas, forzó al Kremlin a establecer un plan de entrega gratuita de tierras a los ciudadanos rusos que lo pidiesen. Iniciado en 2014, dicho programa ha constituido un éxito rotundo, que ahora seguirá con campesinos sudafricanos blancos.

2- La política del presidente Ramaphosa es racista negra, sería ilegal en Occidente pero se acepta si es contra los blancos.

Nelson Mandela, si tiene algún mérito, es que comprendió que una Sudáfrica sin blancos sería la miseria y el hambre. Pero Ramaphosa y los políticos negros actuales se encuentran en un dilema. Los negros no logran desarrollar una economía aceptable, y para mantener el voto quieren ‘repartir’ la riqueza de los blancos (o sea quitársela a los blancos) pero no crear riqueza con los negros. Es la idea de siempre, se reparte lo que hay y luego ya no hay nada.

Cuando no queden granjeros blancos, Sudáfrica entrará como el resto de países negros en el hambre y la miseria.

Un comentario en «La tragedia sudafricana. Por Ramón Bau»

  1. Es una gran desgracia lo que sucede en S. A. Conoci el pais en los 90 y me apena ver donde ha llegado. Pronto sera otra Zimbabue. Los blancos huiran.
    Ojala algunos vinieran a Chile.
    Los Rusos son muy inteligentes!

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