Holocausto, manipulación mediática y linchamiento público

Contaba en una conferencia el escritor Joaquim Bochaca cómo, durante la época de su militancia en CEDADE, el diario La Vanguardia recogió unas declaraciones suyas sobre el feminismo en las que afirmó que «la mujer no debe ser el reposo del guerrero». El periódico reprodujo íntegramente la frase a excepción del adverbio «no», cambiando totalmente el significado de la misma, como es evidente. A su posterior protesta el entonces jefe de redacción de La Vanguardia respondió negándose a publicar ningún tipo de rectificación e instándole a interponer una denuncia si no estaba conforme.

Han pasado varias décadas, pero esta última semana hemos podido comprobar cómo los medios de comunicación del Sistema no han perfeccionado precisamente sus métodos, si bien la actual abundancia de contenidos audiovisuales, fácilmente accesibles a todo el mundo, les abre nuevas posibilidades de manipulación al poder disponer de más y mejor material que cortar, pegar y deformar a su capricho.

Así pues, hemos asistido a un esperpéntico ejercicio de manipulación en el caso de Fernando Paz y su fallida candidatura al congreso de los diputados, anunciada el 18 de marzo y a la que renunció el día 21. Lo que ocurrió durante los tres días que duró su fugaz carrera política debería pasar a los anales del periodismo como ejemplo perfecto de tergiversación total y absoluta, pues Paz se vio señalado y condenado por absolutamente todos los medios del Sistema, demostrando que no hay izquierda y derecha más allá de la fachada y la falsa ilusión de la libre elección. Acusado de antisemitismo y negacionismo, Fernando Paz contemplaba atónito cómo él, un firme y confeso creyente en el holocausto, sobre el que ha hablado y escrito en multitud de ocasiones defendiendo siempre su veracidad, era retratado como todo lo contrario y atacado en bloque por el Sistema, desde todos los medios de comunicación hasta todos los partidos políticos, pasando por la federación de comunidades judías de España. Su fulminante excomunión y consiguiente linchamiento se debieron a que Paz se había atrevido simplemente a hablar del holocausto saliéndose unos milímetros del discurso oficial redactado por los vencedores de 1945, a saber: señalar que, si bien el holocausto existió y fue un perverso plan perfectamente trazado por los nazis, en la práctica fueron más los judíos asesinados por arma de fuego que aquellos muertos en las cámaras de gas…

Sencillamente no se puede hacer, no basta con asumir la veracidad del holocausto. El mensaje que el Sistema ha enviado durante estos días a historiadores y demás estudiosos es que ese tema no se debe analizar, pues ya está todo sobradamente sabido, y casi es mejor que ni se mencione. Ya están los medios de comunicación para hablar de ello cuando y como sea conveniente.

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